Expresiones como "Tanto estrés me va a producir una úlcera", "¡No te estreses tanto que un día te da un infarto!", "Los exámenes le provocan un estrés desmesurado", etc..., son habituales hoy en día.
Todo el mundo habla del estrés pero ¿Realmente saben lo que dicen? ¿Se utiliza bien el término? ¿Que leches es eso del estrés?.
Según la OMS es "el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo frente a la acción"; y que yo completaría como "el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara al organismo para la acción frente a agentes estresantes".
Ahora hay que definir que son agentes estresantes. Un agente estresante es un hecho de la vida que causa estrés (¿era previsible no?). Pero para dar una definición un poco más científica, hay que hacer uso del término
homeostasis, que es el nivel óptimo de todas las medidas fisiológicas del organismo que permiten el equilibrio de su medio interno y estabilidad de sus propiedades bioquímicas para mantener la vida. Por lo que un agente estresante puede definirse como aquello que rompe la homeostasis de un ser vivo. Pueden ser de origen físico o psicosocial.
Cortarse con algo afilado, un cambio brusco de temperatura, una enfermedad, etc..., se consideran agentes estresantes físicos.
Agentes estresantes psicosociales son aquellos que tienen origen en nuestro cerebro, principalmente a través del pensamiento, ya sea por la interpretación de determinados hechos, por la capacidad de imaginar situaciones de peligro, determinados sentimientos, problemas emocionales derivados de la ansiedad, la ira, etc.. Algunos ejemplos serían: Preocuparnos excesivamente por un hecho, como la llegada de un examen, miedo a contraer una enfermedad, a la muerte, o una actividad que requiera un esfuerzo intelectual por encima de lo habitual como por ejemplo una partida de ajedrez.
Estos agentes estresantes pueden llegar a provocar las mismas respuestas fisiológicas que uno físico, con la diferencia de que los pensamientos que perturban a una persona en general tienen una mayor duración y en consecuencia la respuesta de estrés es más duradera, lo que puede repercutir seriamente sobre la salud de una persona.
Está muy bien que los humanos podamos imaginar, pero uno de los inconvenientes es que a través del pensamiento podemos recrear situaciones que a nuestro cerebro pueden parecerle tan reales como si las estuviéramos experimentando, lo que conlleva a la respuesta de estrés. ¿Qué piensa un
claustrofóbico en un ascensor de 1,5 metros cuadrados?, pues lo peor de lo peor: se va a parar, va a quedarse encerrado, se va a acabar el oxígeno, se va a morir..., etc; y en cambio nada de eso le ha sucedido aún, pero en su cuerpo ya se han desencadenado una serie de reacciones fisiológicas (el estrés) que le preparan para la acción, que lo más seguro es que no sea necesaria en este caso.
¿Y el estrés es siempre malo?, pues no, esto es como el colesterol, lo hay bueno y malo. Al malo se le llama distrés y es aquel en el que las demandas fisiológicas para nuestro organismo son muy grandes o prolongadas, pudiendo superar la capacidad de resistencia y adaptación del organismo; y al bueno se le llama eustrés que es cuando la respuesta fisiológica es acorde al agente estresante y no desproporcionada, sin desbordar en ningún momento la resistencia del organismo. Un poco de tensión ante un examen genera una respuesta de estrés que nos permite estar más concentrados y rendir más, pero si la tensión es desproporcionada la respuesta de estrés también lo es y nuestras facultades se van a pique.
A continuación hago un esbozo de esos cambios fisiológicos que nos preparan para la acción, pero previamente explico un poco los fundamentos para por lo menos hacerse una idea de como funciona todo este berenjenal.
Estrés y sistema nervioso autónomo
La forma principal en que el cerebro se comunica con el resto del cuerpo es a través de los nervios que descienden por la columna vertebral hasta la periferia del cuerpo. Parte de este conjunto nervioso constituye el
sistema nervioso autónomo (SNA), que se proyecta sobre los órganos y músculos esqueléticos. La función del SNA es mantener la homeostasis del organismo ante cualquier estímulo exterior o alteración interna. Su actividad es independiente de la voluntad. Se encarga entre otras cosas, de la regulación de la frecuencia cardíaca, temperatura corporal, motilidad intestinal, secreción de glándulas endocrinas, regular la digestión, circulación sanguínea, respiración y metabolismo.
Funcionalmente se divide en :
Sistema nervioso simpático (SNS): Interconecta el cerebro con casi todos los órganos, vasos sanguíneos y glándulas sudoríparas del organismo. Su estimulación produce un aumento de la frecuencia cardíaca, inhibición de las secreciones gastrointestinales y estimulación del metabolismo en general. Juega un papel crucial en la conservación del organismo, ocasionando rápida y eficazmente respuestas a estímulos exteriores que puedan poner la vida en peligro. Está implicado en acciones que requieren gasto de energía. Sus terminaciones nerviosas segregan adrenalina (también llamada epinefrina) en las glándulas suprarrenales, en el resto del cuerpo noradrenalina (también llamada norepinefrina), que son los mensajeros químicos que activan los órganos en cuestión de segundos.
Sistema nervioso parasimpático (SNP): Inhibe la acción del SNS. Su activación produce una inhibición de las acciones del simpático. Entre otras cosas está encargado del almacenamiento y conservación de la energía. Cuando el SNS se activa en respuesta al estrés, el SNP se inhibe.
Las proyecciones simpáticas y parasimpáticas del cerebro están conectadas con los órganos donde los resultados de ambos son opuestos al activarse. En general, no se pueden activar estas dos funciones del SNA, ya que, el cuerpo posee “mecanismos de seguridad” que lo evitan: Por lo que en los primeros instantes de la respuesta de estrés se inhibe el SNP y se activa el SNS.
Cerebro y sistema endocrino (el meollo de la cuestión)
El sistema endocrino es uno de los principales del cuerpo, compuesto por varias glándulas que segregan una serie de hormonas que son determinantes en la respuesta de estrés. El eje hipofisosuprarrenal (HSP) es la estructura principal en el desencadenamiento de la reacción fisiológica de la respuesta de estrés. Esta compuesto por el hipotálamo, situado en la base del cerebro, actuando de enlace entre el sistema nervioso y endocrino; la hipófisis o glándula pituitaria que conecta con el hipotálamo a través del tallo pituitario; y las glándulas suprarrenales situadas encima de los riñones.
El hipotálamo posee un grupo de hormonas liberadoras e inhibidoras que estimulan o suprimen la liberación de hormonas en la glándula pituitaria, para que a su vez ésta regule las secreciones de las glándulas periféricas. Algunas de las conexiones entre el hipotálamo, la pituitaria, y las glándulas suprarrenales se activan durante la respuesta de estrés mientras otras se inhiben. Además de las dos hormonas citadas anteriormente, adrenalina y noradrenalina, existe otro tipo de hormonas de gran importancia durante el estrés, los glucocorticoides, segregadas por las glándulas suprarrenales. En ocasiones actúan de forma similar a la adrenalina, con la diferencia de que ésta actúa en cuestión de segundos mientras que los glucocorticoides pueden prolongar su actividad durante minutos u horas. Su secreción está controlada por hormonas cerebrales. Cuando un individuo se expone a un agente estresante el hipotálamo segrega una hormona de activación conocida como CRF (factor liberador de corticotropina) en el sistema circulatorio del hipotálamo y la pituitaria. El CRF activa la pituitaria para que segregue la hormona ACTH (corticotropina). Una vez que la ACTH está en el torrente sanguíneo llega a las glándulas suprarrenales que poseen receptores de esta hormona, lo que activa la liberación de glucorticoides. Éstos, unidos a la adrenalina y la noradrenalina son la base para desencadenar la respuesta de estrés.
Además, durante el estrés, el páncreas se estimula para que segregue glucagón, hormona esencial para la movilización de las reservas de energía presentes en el hígado en forma de glucógeno, elevando con ello el nivel de glucosa en la sangre. El hígado no es el único lugar donde existen reservas de glucógeno, sino también en los músculos, donde es la adrenalina y no el glucagón quien tiene la capacidad de movilización de tales reservas. Junto con el cerebro, la pituitaria segrega sustancias endógenas como las endorfinas y encefalinas, cuya función principal es inhibir la transmisión del dolor durante este proceso. Es importante que se tenga presente que este proceso no ocurre siempre en la misma medida, ya que la velocidad y cambio en la secreción de una hormona varía en función del agente estresante y del contexto psicológico en el que éste se produzca.
En resumen, se denomina estrés a toda esta respuesta fisiológica que se produce ante un agente estresante que no tiene porqué tener un origen unicamente psicológico. Lo hay bueno (eustrés) y malo (distrés). Habitualmente no trae repercusiones graves sobre nuestro organismo, pero si el estrés es crónico, supone un gasto para el cuerpo que si las puede traer.